REGRESO AL CUERPO (ANTICIPO II)



En mi nuevo libro Regreso al cuerpo. Afrontamiento activo del dolor, el trauma y el sufrimiento, planteo un desafío para la atención psicológica que sacude la ortodoxia de los procedimientos estandarizados, el afán por sistematizar los procesos terapéuticos y "atacar" los síntomas con indicaciones desde afuera y/o prescripción de fármacos como único modo posible de tratamiento.

En la propuesta de afrontamiento activo se coloca el foco en aquello que el paciente trae como características personales, con su historia grabada en el cuerpo, con sus propios recursos y su potencia única. Esta modalidad es una invitación a considerar y valorar lo que ya resulta operativo y observar aquellos patrones esteriotipados, -que perjudican y en muchos casos enferman-, para cuestionarlos y experimentar nuevas alternativas.

Capítulo a capítulo desarrollo el concepto de afrontamiento activo de la propia problemática frente a una modalidad de espera pasiva que tiene como característica una fuerte necesidad de que algo de afuera resuelva los propios conflictos ya que las limitaciones actuales lo invaden todo, se imponen y arrasan con la autoeficacia.

Aquí va un fragmento de la Introducción: 

(...) En este recorrido planteo una diferenciación entre los conceptos de afrontamiento activo y afrontamiento pasivo y establezco los parámetros que a lo largo de mi experiencia profesional me han hecho considerar como el afrontamiento más efectivo aquel en el cual la persona se implica y compromete con una actitud abierta, predispuesta y sin prejuicios: 'el afrontamiento activo'. En esta modalidad la palabra “activo” no se refiere a una búsqueda impulsiva de soluciones y resultados rápidos sino que integra momentos de un “no hacer receptivo”, dejarse estar en la situación presente, explorar sin pretender y auto-observarse. Cuando esto ocurre se despliegan posibilidades nuevas y se reconoce la propia capacidad creativa y autoeficacia en la resolución de los conflictos. El afrontamiento activo es una relación equilibrada entre el adentro y el afuera, la interacción óptima entre lo interno y lo externo. 
En contraposición, 'el afrontamiento pasivo', es aquel que coloca a la persona en un lugar de espera permanente en donde se pretende que la solución solo provenga del exterior en forma de tratamientos médicos y psicológicos, prescripciones farmacológicas, cuidados familiares o consumo de sustancias psico-activas que permitan al menos un alivio momentáneo del malestar físico y emocional. Pero este modo de afrontamiento a mi entender nunca modifica de manera auténtica, profunda y duradera y, por lo general, provoca dependencia o mayor daño y sufrimiento ya que resta autoeficacia, potencia, energía personal y en el caso de consumo de sustancias el alto riesgo de la adicción. En un afrontamiento pasivo solo existe el “afuera” que es el que “tiene la solución” o “puede resolver”, ocupa toda la dimensión de la persona, desplaza y aplasta sus propias capacidades (...)


Afirma Spinoza (1632-1677): no sabemos lo que puede el cuerpo ¿qué puede un cuerpo? ¿de qué afectos es capaz? Los afectos unas veces nos debilitan y disminuyen nuestra potencia de obrar (tristeza) y otras veces nos hacen fuertes y aumentan nuestra potencia (alegría)...

¿Qué puede un cuerpo? ¿de qué afectos es capaz?  
Dejarlo de lado no tiene ningún sentido, solo es negarnos a nosotros mismos...

Regreso al cuerpo. Afrontamiento activo del dolor, el trauma y el sufrimiento es un libro que completa y amplía los contenidos de mi primer libro El cuerpo como camino  un manual de difusión de  diversas técnicas y disciplinas de consciencia corporal y la utilización de recursos y herramientas corporales en la atención psicológica y como propuesta de vida más allá de la terapia. 

Pinchando en el enlace puedes acceder de forma gratuita al PDF de la Introducción de Regreso al cuerpo y al e-book completo de El cuerpo como camino y también solicitarlo en papel: 
https://www.trabajocorporalconsciente.es/publicaciones/
   

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