EL CUERPO NUNCA MIENTE



En el libro El cuerpo nunca miente Alice Miller, psicóloga y filósofa americana aborda las consecuencias tremendas de la pedagogía venenosa, del abuso infantil y de las graves huellas que sufre nuestro cuerpo al negar las emociones intensas y verdaderas.
Nos cuenta de una manera muy cruda que el cuerpo guarda memoria de todo lo que ha vivido alguna vez. Lo que nuestra memoria niega y olvida, se va al inconsciente y se convierte en sombra, en ira, en violencia, en depresión y en enfermedades de todo tipo. Porque el cuerpo no olvida.
La pedagogía venenosa en la infancia limita la vida, daña seriamente y aniquila la percepción de la propia identidad, de los sentimientos y de las necesidades personales. El inconsciente no es otra cosa que la propia historia almacenada en su totalidad en el cuerpo pero accesible a nuestra consciencia solo en pequeñas porciones. 
Alice Miller habla de la verdad ligada a la vida concreta de cada uno. Si las personas que han sido víctimas de malos tratos y abusos sexuales en su infancia reprimen, niegan y olvidan como consecuencia del miedo y la vergüenza, su verdad irrumpirá inevitablemente a través de todo tipo de síntomas y enfermedades. 
Los sentimientos auténticos están allí y surgen siempre por algún motivo aunque no nos demos cuenta. Las emociones "desterradas" y temidas consiguen abrirse paso y atacan al cuerpo. Ningún mecanismo de defensa será de todo exitoso ya que a través del relato del cuerpo la verdad siempre termina apareciendo.

"La experiencia me ha enseñado que mi cuerpo es la fuente de toda información vital que me abrió el camino hacia una mayor autonomía y autoconciencia, Solo cuando admití las emociones que tanto tiempo llevaban encerradas en mi cuerpo y pude sentirlas fui liberándome poco a poco de mi pasado". Alice Miller

Integrar y aceptar el horror de un pasado de abuso no es nada fácil porque implica dolor. Un dolor muchas veces intolerable. Pero la negación y represión del dolor es lo que enferma y los síntomas corporales se abren paso de forma inevitable. Acceder a la verdad del cuerpo ayudará a liberar esas emociones reprimidas y comenzar por fin a sanar las heridas. 
Una via posible para abordarlo es a través de un trabajo de consciencia corporal unido a la palabra que surge como consecuencia de una exploración personal y permite acceder al sentido de los síntomas hasta ahora negado.
Nuestro cuerpo nos conduce a nuestra verdad y sus recursos pueden ayudarnos a aceptarla e integrarla.
Aprovechar la sabiduría del cuerpo. Comprender que en él están almacenados recuerdos, vivencias y experiencias que tuvimos a lo largo de toda nuestra vida,  Aprender a leer ese relato permitiéndose sentir lo que sea que se siente. Aunque sea dolor.

No es fácil pero sí necesario.



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