FLEXIBILIDAD



La flexibilidad es una capacidad básica que todos tenemos y aunque con los años se vaya reduciendo podemos desarrollarla toda la vida. Implica tanto a la elasticidad del músculo como a la movilidad de las articulaciones, ya que de acuerdo a la amplitud del movimiento que realiza la articulación, los músculos involucrados pueden adaptarse estirándose y contrayéndose según la necesidad. 
Es decir que tenemos la capacidad para adaptarnos a cada situación.
Son muchos los beneficios que nos trae el entrenamiento de esta cualidad natural. En mi experiencia personal y profesional he comprobado muchas veces que el trabajo de estiramiento y flexibilidad permite un desarrollo de nuestro potencial corporal y nos ayuda a explorar nuestras fortalezas.
Es una práctica que implica paciencia y constancia. No se logra de golpe ni con prisa. Necesita que le dediquemos un momento especial cada día, que nos demos permiso para que nuestro cuerpo y mente se acomoden. La flexibilidad nos aporta fortaleza y no es solo una cualidad de las articulaciones y los músculos ya que nuestros pensamientos también pueden ser flexibles. Logramos así adaptarnos a las situaciones cambiantes de la vida sin desmoronarnos, con una mente abierta, disponible, sin dogmas.

MENTE RÍGIDA- MENTE HIPERLAXA-MENTE FLEXIBLE
Así como los músculos rígidos traen consecuencias negativas para la salud física, la rigidez mental trae consecuencias muy negativas para la salud mental. Determina altos niveles de estrés, baja tolerancia a la frustración, autoexigencia desproporcionada, dificultad en la toma de decisiones (o toma de decisiones injustas), miedo al cambio, miedo exagerado a equivocarse...  
La mente rígida es autoritaria, egocéntrica, intrasingente, dominante y controladora. Es un foco de intolerancia, insatisfacción permanente, prepotencia y dolor. Defiende a rajatabla sus opiniones y pocas veces escucha al otro. 
En el otro extremo está la mente que es totalmente blanda. Es la mente hiperlaxa que acepta todo sin oponerse aunque vaya en contra de sí misma. Teme a la confrontación, se deja llevar con la corriente sin oponer resistencia aunque salga dañada y pocas veces, -si ninguna-, se escucha y es fiel a sí misma.
Las personas que tienen sus músculos y articulaciones hiperflexibles son mas propensas a las lesiones. Son "blandas" y deben desarrollar su fuerza muscular para protegerse. A veces desarrollan una mente rígida para contrarrestar esa laxitud muscular y caen así en una trampa que genera frustración, dificultades en las relaciones y una sensibilidad extrema. Las personas con músculos hipertensos generan "corazas musculares" que dan una ilusión de protección y defensa frente a las situaciones adversas de la vida. Pero por el contrario, las corazas son emociones que el organismo bloqueó como defensa y solo provocan mayor rigidez y aislamiento. Lejos de protegernos las corazas nos encierran y generan una sensación de vulnerabilidad a pesar de aparentar fortaleza.
El punto intermedio entre la mente rígida y la mente hiperlaxa es la mente flexible.
La mente flexible es abierta, permeable, dispuesta a la confrontación constructiva. Es capaz de dudar de si misma sin caer en una crisis existencial. Es una mente audaz, espontánea, alegre y creativa. Se cuestiona, auto-observa y no cae en dogmatismos ni en opiniones extremas. Encuentra el equilibrio. Se expresa libremente y sabe escuchar.

Ser flexibles implica adaptarse a las situaciones cambiantes de la vida con una mente también flexible, que logra ponerse en el lugar del otro, comprender su punto de vista y respetarlo sin que afecte a las propias convicciones ni a la autoestima. 
Si también el otro funciona de manera flexible, encontraremos soluciones alternativas y adecuadas para ambos. 

Flexibilidad de músculos, articulaciones, ideas y pensamientos.

Al entrenar la flexibilidad corporal desarrollamos también nuestra capacidad de apertura mental y trascendemos nuestros propios límites...





















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