AFRONTAMIENTO DEL DOLOR (6): LAS TÉCNICAS CORPORALES


Cuando ante el dolor surge el miedo, la desesperación, la impotencia, la desesperanza..., cuando el dolor lo invade todo y sólo podemos percibirlo como sufrimiento..., cuando el dolor nos incapacita, paraliza, aterroriza... 
Resignarnos al dolor, negarlo, ocultarlo o dejarlo que ocupe todos los espacios de nuestra vida, nos condena a una vida de sufrimiento y padecer. 
En muchas de mis sesiones el dolor ocupa un lugar central, al punto de que a veces lo "invade todo"
El alumno/a o paciente que demanda mis servicios viene con una expectativa importante después de haber pasado por diferentes tratamientos y preescripciones, medicamientos variados, fisioterapia, etc. 
En muchos casos se establece un vínculo con los tratamientos médicos que implica entrar en un bucle de dependencia y necesidad
Es fundamental que el profesional asuma su parte y brinde todos los elementos que puedan ayudar a la persona a superar sus dificultades. Pero también quien debe implicarse, darse cuenta, responsabilizarse y asumir su propia capacidad y potencia, es el paciente mismo...  
Me gusta la palabra "paciente" porque aquí darse prisa no tiene ningún sentido... Se necesita un tiempo y una actitud abierta, predispuesta a explorar las propias limitaciones y aceptarlas, descubrir el potencial corporal y las fortalezas emocionales, experimentar diferentes alternativas de movimiento y utilizar al cuerpo y sus recursos como un camino de conocimiento personal.
Esta actitud predispuesta combinada con un trabajo de consciencia corporal y afrontamiento activo, puede abrirnos una puerta hacia la transformación de la propia vivencia del dolor.
Muchas veces he escuchado la frase "el dolor es subjetivo". Para quienes padecen enfermedades que traen como consecuencia un dolor cronificado, es un desafío permanente el lidiar con él
En general, nos peleamos, renegamos, protestamos y nos quejamos con frases muy gráficas como "no me puedo mover" "me duele todo" "no soy persona", "no tengo cuerpo"...  
Aquellos dolores que se sienten como incapacitantes o limitantes determinan en muchas ocasiones un comportamiento que rigidiza cada vez más, así el dolor se "cronifica" y deja de ser un síntoma para transformarse en la enfermedad misma. 
Ya somos incapaces de mirar hacia lo que sí podemos porque la atención se centra en el dolor, en la limitación y en el malestrar que nos genera. 
Surgen entonces otros síntomas secundarios y emociones como rabia, impotencia, culpa, vergüenza, angustia, depresión...
Todo esto es lógico cuando día a día el dolor nos invade y nos enfrenta a una situación que no queremos aceptar.

Ante esos pensamientos y emociones relacionadas yo propongo: 
  • No lidiar, ocultar o renegar. 
  • No ir en contra del dolor pero sí "plantarle cara".  
  • Atender a sus razones: escuchar al síntoma y descifrar su mensaje.
  • Pelear junto a él.  
Sugiero e invito a aliarnos a nuestros recursos corporales para potenciar nuestra capacidad autocurativa y así modificar la percepción que tenemos sobre nuestras sensaciones de dolor.

Las técnicas de consciencia corporal pueden ayudar: Sensopercepción, Eutonía, Método Feldenkrais y otras disciplinas corporales, se basan en la toma de consciencia de las tensiones musculares, la rigidez, la falta o el exceso de flexibilidad... Con diferentes propuestas y de acuerdo a cada técnica se enseña a: 
  • Explorar patrones de movimiento más saludables.
  • Distinguir entre la tensión y la distensión de los diferentes grupos musculares, sentir la diferencia entre contraer y aflojar.
  • Abrir espacios corporales y dar libertad al movimiento,
  • Aceptar las sensaciones, percibir la piel y el espacio interno, la respiración y sus múltiples beneficios. 
  • Darse cuenta de aquellas conductas esteriotipadas que son el caldo de cultivo ideal para que el dolor invada y acampe a su gusto.
  • Experimentar..., probar alternativas que surjan del propio cuerpo. No quedarnos solo con aquellas que vienen desde afuera en forma de píldora o prescripción médica.
  • Soltar y detener los pensamientos catastróficos.  
  • Aceptar el momento presente y descubrir todas sus posibilidades a pesar de la limitación actual.
Al incorporar estos elementos el movimiento cotidiano se vuelve más fluido y podemos visualizar con mayor claridad aquellos comportamientos que son automáticos y nos llevan a ese bucle de malestar tanto físico como emocional. Logramos anticipar, no reaccionar de forma mecánica con viejos patrones que nos perjudican.
Modificamos la percepción que tenemos acerca de nuestras sensaciones, transformamos al dolor en un aliado y al cuerpo en un camino de auto-descubrimiento.

Mi propuesta es incluir en la atención psicológica recursos de consciencia corporal ya que trae numerosos beneficios no solo para aquellos que están en un proceso de afrontamiento del dolor sino también para todo tipo de dificultades, ya que el cuerpo mismo se integra en el trabajo como herramienta terapéutica complementaria.


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