En todas las propuestas de Trabajo Corporal Consciente, se propone "oír y escuchar" a nuestro cuerpo, pero..., ¿cómo lo hacemos?
El lenguaje corporal tiene códigos muy distintos al lenguaje hablado (o escrito). Los últimos expresan nuestros pensamientos, reflexiones, ideas, sentimientos... El lenguaje corporal expresa siempre nuestras emociones. Ambos lenguajes están íntimamente relacionados y uno influye en el otro.
Podemos "decir una emoción" y expresarla con nuestro lenguaje verbal, pero el cuerpo es quién exterioriza de manera más auténtica y genuina lo que esta nos provoca.
El trabajo de consciencia corporal nos invita a comprender esos códigos, aprender a captar sus señales y de esa manera lograr interpretarlas, comprenderlas y modificar aquellos patrones de movimiento y de comportamiento que nos limitan e incapacitan.
Si la emoción no se expresa adecuadamente, queda enquistada dentro y provoca inevitablemente síntomas corporales que con el tiempo se pueden transformar en enfermedades.
Si los pensamientos no se expresan en algún momento a través de la palabra, pueden conformar un estilo al que se denomina "pensamiento automático" o "mecánico"que genera un bucle interminable de ideas que muchas veces nos confunden, nos aíslan y encierran en nuestra propia mente.
La expresividad en un sentido amplio es la herramienta principal que podemos utilizar para que ambos lenguajes se movilicen "hacia afuera" de una manera óptima y saludable.
El lenguaje corporal tiene códigos muy distintos al lenguaje hablado (o escrito). Los últimos expresan nuestros pensamientos, reflexiones, ideas, sentimientos... El lenguaje corporal expresa siempre nuestras emociones. Ambos lenguajes están íntimamente relacionados y uno influye en el otro.
Podemos "decir una emoción" y expresarla con nuestro lenguaje verbal, pero el cuerpo es quién exterioriza de manera más auténtica y genuina lo que esta nos provoca.
El trabajo de consciencia corporal nos invita a comprender esos códigos, aprender a captar sus señales y de esa manera lograr interpretarlas, comprenderlas y modificar aquellos patrones de movimiento y de comportamiento que nos limitan e incapacitan.
Si la emoción no se expresa adecuadamente, queda enquistada dentro y provoca inevitablemente síntomas corporales que con el tiempo se pueden transformar en enfermedades.
Si los pensamientos no se expresan en algún momento a través de la palabra, pueden conformar un estilo al que se denomina "pensamiento automático" o "mecánico"que genera un bucle interminable de ideas que muchas veces nos confunden, nos aíslan y encierran en nuestra propia mente.
La expresividad en un sentido amplio es la herramienta principal que podemos utilizar para que ambos lenguajes se movilicen "hacia afuera" de una manera óptima y saludable.
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