AFRONTAMIENTO DEL DOLOR (4) "LOS PENSAMIENTOS CATASTRÓFICOS"


EL PODER DEL PENSAMIENTO

Frente a un dolor cronificado es natural que surjan los llamados pensamientos catastróficos que pertenecen al conjunto de los factores cognitivo/evaluativos que influirán en la experiencia personal del dolor:
"Tengo algo muy grave pero nadie se ha dado cuenta"
"Debería quedarme en casa porque si salgo me dolerá más"
"Esto no se irá nunca"
"Ya no podré trabajar" 
"No podré cuidar de mis hij@s"
"Quedaré postrada/o en una cama"
"Los médicos no resuelven, yo menos"
"¿Y si no hay solución?" "¿Y si me hubiera atendido otro médico?" "¿Y si...?"
"La vida con dolor no tiene ningún sentido"

A los pensamientos catastróficos los mueve el miedo, siempre predicen lo peor y la mayor parte de la veces invaden tanto que no podemos frenarlos. Como cualquier pensamiento automático tienen la característica de ser breves, repetitivos, engañosos y no seguir un patrón lógico. En el momento que irrumpen se sienten como auténticos y en general magnifican lo negativo, -o bien-, no dan cuenta de lo positivo.
En el caso del dolor cronificado la atención se focaliza únicamente en el dolor, en la molestia y -sobretodo- en las limitaciones que conlleva
La atención es uno de los atributos cognitivo/evaluativos que es determinante en la experiencia del dolor. La persona se encuentra en un estado de vulnerabilidad y falta de control que es terreno fértil para los pensamientos catastróficos. Solo se atiende al malestar y entonces, la compuerta se abre. 
Hay que tener en cuenta que nuestros pensamientos y creencias también son impulsos nerviosos que pueden ser interpretados por el cerebro como "peligrosos". Ese es su poder: "de solo pensarlo me duele" "no puedo pensar en otra cosa" "me estoy obsesionando"...
La buena noticia, -bajo mi punto de vista-, es que los pensamientos llamados catastróficos pueden ser relativizados, contrastados y también utilizados en terapia.
En otra entrada sobre afrontamiento (aquí) describo a grandes rasgos las características de las emociones consideradas generalmente como "negativas" en cuanto perjudican a la persona y a su entorno. Pero toda emoción tiene su razón de ser y -en verdad- lo que perjudica es ocultarlas o negarlas ya que terminaremos enfermando o proyectaremos el malestar en nuestros hijos, parejas, familia y entorno.
Al considerar que no hay "emociones negativas" en sí, también tendríamos que considerar que los pensamientos catastróficos tampoco son "pensamientos negativos" necesariamente: según la manera en que califiquemos o juzguemos nuestros pensamientos y emociones relacionadas, podremos utilizarlos o no como aliados.  
Por mi experiencia, dudo de que un buen abordaje terapéutico sea el de "transformar las emociones y pensamientos negativos en positivos". En realidad no puedo hablar en esos términos en cuanto -como afirmé anteriormente- toda emoción y todo pensamiento tienen su razón de ser, transmiten un mensaje y también tienen su utilidad.
Unos pensamientos no "valen" más que otros ni son negativos o positivos en sí mismos, pero eso sí: algunos pueden abrir la puerta al dolor y otros cerrarla. Igual que en el caso de las emociones: algunas abren la puerta al dolor y otras la cierran.  

Sabiendo esto cuando aparece el pensamiento catastrófico puedo observarlo y no reaccionar de manera automática. Puedo centrarme en el momento presente y relativizar los pensamientos a futuro: no sabemos lo que ocurrirá, solo sabemos lo que ocurre hoy, ahora. 

Tenemos algunos recursos que pueden ayudar: 
  • Mover la atención y evitar focalizarla en el dolor. 
  • Frente al pensamiento catastrófico "ir al cuerpo" o mejor aún "volver al cuerpo" y explorar, desplegar, aprovechar sus herramientas.
  • Observar la respiración y las diferentes zonas del cuerpo, sobretodo aquellas que no duelen. 
  • Flexibilizar los músculos, articulaciones e ideas. Los pensamientos catastróficos necesitan de una mente rígida para consolidarse.
  • Entender el mecanismo fisiológico del dolor y todas las variables que se ponen en juego en su afrontamiento.
  • Focalizar en lo que sí puedo y no en las limitaciones actuales.
  • Si lo que sucede hoy resulta insoportable o "inabordable"..., buscar ayuda profesional. El abordaje psicológico del dolor es crucial en la aceptación y afrontamiento. 
Todo esto nos permite contrastar los pensamientos, tanto los catastróficos como los de cualquier tipo. En el afrontamiento activo del dolor se recupera la propia potencia, la confianza en uno mismo y la autoeficacia.
 
Pensamiento catastrófico suena a terremoto o tsunami...., 
pero de esos escombros siempre puede nacer una flor...  (me he puesto romántica)











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